Río Suquia Paseos Educativos te invita a conocer la Reserva:

El presente trabajo es fruto de una larga tarea de búsqueda, recopilación y selección de los artículos temáticos más relevantes sobre el Cerro Colorado y las pinturas rupestres en general. Asimismo, he privilegiado aquellos que son de una lectura clara y didáctica.
Tengo como objetivo que este trabajo sirva como referencia para conocer más a fondo esta Reserva Cultural Natural ubicada en la Provincia de Córdoba (Argentina), además de servir de material de apoyo a los estudiantes que la visitan año a año.
Durante 28 años de actividad como profesional en turismo he tenido la dicha de acompañar y guiar a centenares de alumnos por esta reserva, y un fuerte lazo de cariño se ha formado con esta tierra. Que sea entonces este blog una forma respetuosa de agradecer y valorar al cerro y su gente.
Eduardo Marconetto

Antes de los comechingones: la cultura Ayampitín

Los primeros cordobeses

Desde muy antiguo, las sierras de Córdoba (con variantes climáticas, vegetación e incluso algunos animales distintos a los que hoy apreciamos) fueron un hábitat preferido por los primeros grupos nómades de cazadores especializados. Las características geográficas, los recursos y la ubicación central, hicieron de la zona un lugar de paso o bien de convergencia de culturas. De esto se deduce que los primeros cordobeses fueron extranjeros, y que debemos remontarnos al poblamiento de América –especialmente al andino-, para comprender su origen.


La arqueología nos permite “seguir” la progresiva evolución y expansión del hombre hacia el sur, desde Alaska, por donde ingresó a América tras cruzar el istmo de Bering. El actual estrecho se comportó, entonces, como puente entre Asia y nuestro continente, permitiendo el ingreso de grupos humanos en la prehistoria.
En la zona andina, los yacimientos arqueológicos más antiguos están en la costa del Perú, Ecuador y norte de Chile. Allí se encontraron restos de una cultura primitiva, demostrándose que el hombre llegó a los Andes hace más de 20000 años. Luego, varias corrientes de cazadores se fueron desplazando y estableciendo en distintos ambientes, a los que tuvieron que adaptarse ellos y su industria lítica (puntas de proyectil y otros instrumentos de piedra), sobre todo por el tipo de caza que realizaban.
Estos desplazamientos se produjeron en momentos en que la fauna del pleistoceno comenzaba a extinguirse y empezaban a desarrollarse especies animales posglaciales: camélidos (llamas, guanacos, vicuñas), venados y roedores actuales.

Hace 10000 años (8000 antes de nuestra era), ya en el período denominado Holoceno, gran parte de nuestro país estaba habitado por estos cazadores. Un yacimiento arqueológico correspondiente a estos primeros grupos se encuentra en Ampajango (Catamarca), donde el hallazgo de un conjunto de hachas y otros elementos líticos hace suponer que, además, eran recolectores de frutos, raíces y semillas.
En Córdoba, los yacimientos más antiguos con restos humanos son los de Candonga y Ongamira, hallados en aleros y grutas, aunque también los hay en sitios al aire libre como en la propia Ciudad de Córdoba, Miramar y Los Reartes.

El hallazgo de Candonga fue muy importante, por su antigüedad, dentro del ámbito de las Sierras Centrales. En las capas sedimentarias más profundas de una pequeña gruta, aparecieron restos óseos pertenecientes a especies de mamíferos extinguidos, y parte de un cráneo humano juvenil que presentaba una deformación intencional (práctica que luego se hizo frecuente en los primeros grupos, observada también en Inti-Huasi)
Si bien no se cuenta con un fechado absoluto para esta primera etapa de poblamiento, junto a estos restos se hallaron fogones y huesos de animales pleistocénicos extinguidos. De allí que la antigüedad de tales sitios se calcule a través de datos estratigráficos (sedimentos en que se hallan) y paleontológicos (comparación con restos de animales de su misma época).
Esto arroja como resultado que los primeros cordobeses habrían llegado entre 14000 y 12000 años atrás. Las edades se deducen, además, porque en una caverna de Los Toldos (Prov. de Sta. Cruz) hay un yacimiento con fechado radiocarbónico de 12600 años (10600 A.C.); hay que tener en cuenta que el poblamiento de nuestro territorio se realizó de Norte a Sur.

Ayampitín

Aníbal Montes descubre en 1940, en el paraje denominado Ayampitín (Pampa de Olaen), un yacimiento que hoy resulta la industria mejor conocida de los grupos de cazadores-recolectores especializados más antiguos de nuestra provincia.
La denominada cultura Ayampitín se desarrolló especialmente en las pampas de altura de nuestras sierras: Achala, de Olaen, de San Luis, donde vivían de la caza de guanacos, cérvidos como el huemul o la corzuela y ñandúes. Para cazarlos utilizaban proyectiles con puntas lanceoladas (en forma de hoja de sauce o de laurel) que lanzaban con un propulsor, ya que aún no se utilizaba el arco.

El hallazgo de molinos planos permite suponer, además, que recolectaban semillas, raíces y frutos. El yacimiento hallado en la gruta de Inti-Huasi, en las Sierras de San Luis, permitió fechar esta cultura (a través del carbono 14), en 8000 años de antigüedad (6000 años A.C.) y se afirma que estos grupos subsistieron hasta muy entrada nuestra era.
De los animales mencionados como habitantes de las sierras, pampas de altura y aún bosques y llanos de nuestra provincia, que cazaban los aborígenes, sólo subsiste un pequeño grupo de guanacos en la Reserva Natural Monte de Las Barrancas, en las Salinas Grandes. En algunos campos privados se encuentran ñandúes, en los bosques del norte cordobés hay algunas pocas corzuelas, mientras que el huemul ha desaparecido de Córdoba para refugiarse en algunos parajes andinos argentino-chilenos.

Los que vinieron después:

Grupos de cazadores y recolectores tardíos sucedieron a los ayampitinenses, aunque la mayoría de los arqueólogos que se ocuparon del tema, coinciden en decir que no hay tenido ningún contacto entre sí. Se los distingue por el reemplazo de las puntas de proyectil lanceoladas a otras de formas triangulares y almendradas (las puntas más perfeccionadas denotan la evolución).

Algunos autores señalan que fue la convivencia de estos nuevos grupos con los descendientes ayampitinenses, lo que posibilitó la aparición de la alfarería y agricultura en Córdoba. Cerca del año 200 de nuestra era, comienzan a llegar pueblos que traen la influencia de las culturas agro-alfareras del noroeste argentino. Se supone que ellos introdujeron la agricultura, las hachas pulidas y los primeros objetos en cerámica. Con estos pueblos, además (hacia el 500 de nuestra era), aparece el arco para lanzar flechas, cuyas puntas eran también triangulares, de piedra y más pequeñas, de no más de 30 mm. de largo y muy bien trabajadas.

Ya no solo se expanden por las sierras, sino también por el llano (centro-norte de nuestra provincia). De estos últimos –que pueden considerarse “abuelos” de los comechingones y sanavirones encontrados por los españoles- se ha hallado abundante material arqueológico en Pampa de Olaen, Valle de Punilla, costas de la Laguna de Mar Chiquita, Río Segundo y Los Molinos.
La aparición de la agricultura hizo que se pasara del nomadismo a la etapa sedentaria, por lo que hacia el año 1000 se habían establecido numerosos pequeños poblados. Importantes manifestaciones artísticas de estos pueblos continuaron realizándose hasta la llegada del español, como las pictografías que encontramos en Inti-Huasi, Charquina y Cerro Colorado.
(Fuente: suplemento “Córdoba en Foco”, Sección especial de la revista “Aquí Vivimos”)